En la última frontera de tu cuerpo
establezco mi dominio con empeño
No hay nada más sagrado que el momento
en que derrites mi piel como en un sueño.
Tus montañas son dos alpes que yo beso
al unísono de mis labios pedigüeños
Voy a la conquista de tu Universo
De tu mundo me siento como el dueño.
No hay nada más excitante que tu boca
y tomar tu cintura en forma tierna
recorrer el entorno de tus piernas
y abrazar tus caderas con ansia loca
Me transportas a la zona de tu celo
acaricio tus manos con pasión
y mis dedos se pierden en tu pelo
extasiado me quedo en tu prisión
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