Hoy celebran su día
CIUDAD DE MÉXICO, 28 de agosto, (Al Momento).- Ellos son la semilla de la sabiduría sembrada a lo largo de los años en terreno fértil, son páginas plasmadas de alegría, dolor, esperanza, soledad, anécdotas. Toda una experiencia forjada en las buenas y en las malas.
Hoy, los adultos mayores celebran su día. Este 28 de agosto se les recuerda con cariño a los hacedores de nuevas generaciones, consejeros, amigos y guías, comparten sus enseñanzas con sus hijos, nietos, inclusive en algunos casos, bisnietos, ahí están, al pie del cañón.
Pero no todos han corrido con esta suerte, muchos de ellos son sometidos, sufren situaciones graves de segregación y rechazo del núcleo familiar, despojo de sus bienes patrimoniales, intimidación, amenaza física, psicológica y emocional, sin olvidar la exclusión y el aislamiento social.
Toda clase de recuerdos registra en forma permanente la mente de don Eulogio, un hombre de 75 años de edad, que acepta dialogar con Al Momento.
El escenario, la glorieta de Insurgentes, en donde observa el ir y venir del Metrobús, describe muchas historias de su familia, hijos, todos profesionistas y de sus nietos próximos a graduarse.
“No se crea, han sido muchos años difíciles, el sacar adelante a la familia, de ver culminados sus estudios, de trabajar de sol a sol, pero ahí estamos firmes hasta que la vida nos cobre la factura”, comenta.
Don Eulogio recuerda la sabia canción “gracias a la vida que me ha dado tanto, me ha dado la marcha de mis pies cansados; con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos, y la casa tuya, tu calle y tu patio”.
“Como ve, a mis 75 años de edad me siento satisfecho de lo que he realizado a lo largo de siete décadas y le vuelvo a insistir: ” gracias a la vida que me ha dado tanto, me ha dado la risa y me ha dado el llanto, así yo distingo dicha de quebranto los dos materiales que forman mi canto”, añade.
Karina, joven profesionista universitaria, observa el espejo de su vida que le recuerda a su abuelito, de 80 años de edad, “un hombre bueno, que me dio consejos, con él reía, jugué, lloré, fueron muchos los abrazos que recibí de él al igual que de mi abuelita.
Comenta que las lágrimas de este hombre curtido a través de los años, corrían a lo largo de su rostro arrugado al escuchar otra sabia melodía: “es un buen tipo mi viejo que anda solo y esperando, tiene la tristeza larga de tanto venir andando”.
Ello, señala, le traía recuerdos de sus padres, de aquellos años infantiles que los tuvo a su lado. Al igual que él, “yo lo recuerdo, lo extraño, pero así es la vida, tenemos que salir adelante y dar gracias a Dios, de que tuve un abuelo bueno, honesto y sobre todo agradecido con la vida”.
Karina interpreta bien esta canción y para ello un ejemplo: “Yo lo miro desde lejos, pero somos tan distintos; es que creció con el siglo con tranvía y vino tinto. Viejo mi querido viejo, ahora ya camina lerdo, como perdonando el viento, yo soy tu sangre mi viejo Yo, soy tu silencio y tu tiempo”.
Dos pequeñas lágrimas caen sobre su lozano rostro. Karina, lo recuerda bien, al igual que a su abuelita.
Al Momento platicó con diversas personas, hombres y mujeres, sobre la celebración del Día del Adulto Mayor y coincidieron en que “ellos deben ser honrados todos los días, como lo hacen con la madre, la autora de los días”.
Ellos son la imagen de la familia, que cumplieron con su ciclo dando todo para forjar una nueva generación.
Hoy estos hombres aún trabajan, dan a su cuerpo lo necesario “porque quedarse en casa” nos morimos, indica don Lorenzo, dueño de una tienda de abarrotes en una de las tantas colonias de Azcapotzalco.
“Yo tengo los años nuevos y el hombre los años viejos; el dolor lo lleva adentro y tiene historia sin tiempo. Viejo mi querido viejo, ahora ya camina lerdo como perdonando al viento; yo soy tu sangre mi viejo. yo, soy tu silencio y tu tiempo”, recuerda la interpretación de Karina.
AM.MX/bo/bhr