Los políticos mexicanos y el “Metus Punicus”

Los políticos mexicanos y el “Metus Punicus”

 

Aníbal Barca

Lo inédito nos puede causar temor, pero el miedo a las consecuencias de nuestros actos nos paraliza

Aníbal Barca fue un general cartaginés que vivió entre el 247 y 183 antes de Cristo y fue el militar protagónico durante la Segunda Guerra Púnica.

Genial estratega militar, la principal virtud de Aníbal fue provocar dolorosas derrotas a las tropas del Imperio Romano en lo que hoy es el norte de Italia, aproximadamente por diez años. Hasta la fecha no hay una explicación consensuada entre los historiadores de por qué el cartaginés no avanzó sobre Roma.

Para darnos una idea del magistral manejo de la caballería y la infantería del mencionado militar, en la batalla de Cannas (216 a.C.), Aníbal aniquiló al mayor ejército que había comandado un general romano, estaba integrado por 80 mil hombres, las milicias de Barca no superaban los 30 mil efectivos.

Durante este período, los arrogantes habitantes de Roma desarrollaron una histeria colectiva que en ocasiones los llevaba a gritar: ¡Anibal ante portas!, dicho de otra forma, el enemigo estaba en las puertas de la Ciudad Eterna.

Finalmente, uno de sus alumnos, Escipión el africano, fue el responsable de la derrota de Aníbal, pero en reconocimiento de su gran talento no lo mató, le proporcionó una escolta que lo llevó al exilio, dónde luego de algunos años terminó suicidándose.

Esta simple reseña nos conduce a un fenómeno ocurrido: ante tal circunstancia, los romanos prohijaron un miedo social que se denominó el “Metus Punicus”, que en su momento era el típico: “duérmete o vienen el coco”,  que usaban las descendientes de Rómulo y Remo para apaciguar a sus hijos.

Lo anterior provocó que los jerarcas del Imperio desarrollaran una feroz cacería contra todo lo que oliera a Aníbal: la ciudad de Cartago fue saqueada, destruida, incendiada. Aníbal se suicidó porque no soportó la persecución de la que fue víctima por años. En suma, se trataba de exorcizar el “Metus Punicus” y preservar la grandeza imperial, la afrenta había sido durísima…¿les viene a la mente el síndrome de Vietnam?

En este orden de ideas, durante las últimas semanas hemos sido testigos de cómo el presidente Peña Nieto y algunos gobernadores de todos colores y sabores (incluyendo a López Obrador con su “broncofobia”), han dado evidentes muestras de padecer cierto “Metus” (obvio, no “Punicus”) que los ha llevado a intentar anular a sus potenciales adversarios, ora por la descalificación mediática, ora por la inhabilitación legal.

Sin embargo, si aceptan la comparación, resulta lógico comprender los nervios (“apanicamiento”, Fox dixit) de los Patricios romanos, que Aníbal estuviera en posibilidad de incendiar Roma, era algo tan ofensivo para el orgullo de la metrópoli, como el atentado a las Torres Gemelas de Manhattan.

Pero en el caso de los políticos mexicanos: ¿a qué le temen? ¿traumas infantiles?...ustedes saquen conclusiones.

Javier Roldán Dávila Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Twitter: @javieroldan

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